ACADEMICO: Eduardo Briones Escobar. 33º Cabeza de Chiapas (México).
Imagen de ©Gaetanne Lavoie – Teddy and Uzi
No existe algo si no le das entrada. Simple. Aunque se esfuerce el marketing, las redes, la agenda política o ideológica en turno, de moda o en tendencia. No existe, si no lo quieres. Como el vampiro que para poder entrar a una casa necesita pedir permiso, toda forma de pensamiento a la que le das un NO, no existe, no respira y está muerta. Afuera puede deambular como fantasma, asesino o quimera, pero solo el que la busca la encuentra. Tu templo que es tu mente, es la única casa de tus certezas. Aprende a cerrar la puerta a lo que no quieras.
Ahí se los dejo de tarea.
Buenas tardes.
Imagen de ©Enzzo Barrena – Drowned Blue
Le voy a dar un consejo, ríndase. Quizás nadie le va a decir eso, pero ríndase y fluya. Vivimos tan atados al ser, que la imperturbabilidad se torna utópica. En el occidente, tenemos tan clavada la idea de transcender —por medio del éxito o el sentido de vida— que nos angustia o frustra si no alcanzamos ese cauce.
Así que déjese ir y entienda que hay cosas que no puede ni debe cambiar. Eso que llamamos orden natural, universo o omnipresencia no tiene emociones, no desea su bien o mal, no confabula a su favor o en contra. Es y ya. Acepte, abrace y quiera sus derrotas, sus victorias o sombras. Que más le da.
Se lo dejo sobre la mesa.
Siempre hubo médicos, quizás antes los llamaban chamanes, comadronas o esenios. Siempre hubo químicos, quizás antes los nombraron hechiceros o alquimistas. También siempre hubo poetas, con todo y sus musas, daimones u oníricas. Sea lo que sea en lo que te desenvuelvas, siempre hubo y seguro habrá quien lo haga después.
Con dolor en el alma, les notifico que mi mamita chula, Amalia Escobar Muñoz, falleció hace algunos momentos.
Sus restos serán llevados a Capillas Señoriales a partir de las 9.30 PM.
Ya está con Carlos y Roberto. Un día los veré de nuevo.
Eduardo Briones.
Agradezco a las autoridades de la Preparatoria Tapachula número 1, lugar de trabajo de mi madre, por darnos las facilidades para brindarle el último adiós a la escuela que tanto amo. Su segunda casa por casi 40 años como maestra en el turno de la mañana y como bibliotecaria en el turno de la tarde.
Amalia Escobar Muñoz Presente.
Gracias totales.
Todas las mañanas mi madre tarareaba este canto:
"Un día volaré como las águilas, como las águilas un día volaré"
Vaya que lo haces fuerte, mi preciosa.
Vuela fuerte, mi amor.